En esta ocasión os contare mi viaje a Sicilia y el Descubrimiento del Canaloni Siciliano.

Fue mucho mejor de lo que esperaba y ahora os cuento el porqué.

El Hotel Mediterráneo (Catania) que escogimos no era muy céntrico. En unos 20 minutos te plantabas en el centro de la ciudad. Tenían desayuno apto para celiacos, así que una preocupación menos.

Lo peor de los viajes para mi es la comida. Porque tienes que planear donde ir con la información que has conseguido. Para llegado el momento en que el estómago reclama atención, poder hacerle caso al momento, aunque no siempre se consigue.

En este viaje fuimos a la aventura ya que íbamos a estar de ruta por diferentes zonas de la isla.

Así que como íbamos en coche de alquiler, cogí alguna que otra provisión. En el desayuno siempre cogía algo de fruta por sino encontraba nada para comer. No fue este el caso, porque siempre pude comer algo, ensalada, carne, pescado a la plancha.

Para la cena todo estaba mucho más controlado, al estar durmiendo siempre en el mismo lugar Catania. Busque un par de restaurantes aptos para celiacos. Pude disfrutar de una buena pizza Siciliana, la cual encontramos por casualidad y un gran plato de pasta con frutos del mar que fue una auténtica delicia.

Lo mejor de todo el viaje y tal como os decía al principio del post el Descubrimiento del Canaloni Siciliano, es lo que me lleva a decir que este viaje fue mejor de lo esperado.

Después de vivir un día que empezó muy mal y con cambio de planes en la ruta, sin poder solucionarlo. Fue mejorando con una sorpresa detrás de otra. Nos perdimos al buscar Piazza Armenia en Enna, donde esta Villa Romana del Casale. Allí estan los mejores mosaicos romanos que he visto. Al parar a un coche para preguntar por dónde teníamos que ir, en una carretera donde no nos habíamos cruzado con nadie en 3 km. Justo fuimos a parar a uno de los trabajadores del museo, el cual nos indicó que le siguiéramos. Nos dejó aparcar en el parquin de empleados, nos regaló la entrada y nos hizo una visita guiada-personalizada.

Si con esto que os cuento no habíamos cambiado nuestra suerte, al parar en un bar de carretera antes de volver para el hotel, al salir del servicio, mi amiga me comenta. No te lo vas a creer, tienen cosas sin gluten, tienen dos neveras con productos sin gluten, algún que otro pastel y pastas en la barra, pero lo que más llamo nuestra atención fue ver que hacían Canaloni sin gluten, el típico dulce Siciliano.

No me lo podía creer, fue todo un descubrimiento. Porque una cosa que extraño cuando viajó desde que soy celíaca, es degustar la comida típica del lugar que visito. Y en esta ocasión lo conseguí al 100×100.

Además de todo esto, que no es poco, los Sicilianos son extremadamente amables. Su historia, como sus monumentos son increíbles y aunque nosotras pasamos muchísima calor, el clima también es sensacional.

Os animo a todos a que viajéis, que seáis aventureros, que arriesguéis pero siempre teniendo presente que sois celíacos. Cualquier lugar por remoto que sea, te puede sorprender y puedes encontrar productos sin gluten. En su defecto, siempre te podrás comer una ensalada.

Visita Sicilia, es espectacular.